Gratis habéis recibido, dad gratis. Mateo, 10, 8










sábado, 3 de diciembre de 2022

Está cerca el Reino de los Cielos

 

Evangelio de Mateo 3, 1-12

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando: "Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos." Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo: "Una voz grita en el desierto: "Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos." Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo: "¡Camada de víboras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente? Dad el fruto que pide la conversión. Y no os hagáis ilusiones, pensando: "Abrahán es nuestro padre", pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras. Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego. Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego. Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga”.

                                                  San Juan Bautista, Juan Sariñena

En un momento dado el Señor vino en carne al mundo. Del mismo modo, si desaparece cualquier obstáculo por nuestra parte, en cualquier hora y momento se halla dispuesto a venir de nuevo a nosotros, para habitar espiritualmente en nuestras almas con abundancia de gracias. 
                                                                                                              San Carlos Borromeo

El Hijo de Dios, el Salvador, Jesús, nació en la tierra, en la historia, en nuestro mundo de límites, para transformarlo y transformarnos, para devolvernos la dignidad, la semejanza con el Creador. Se hace uno de nosotros, el Infinito viene a lo finito por Amor.

El Incondicionado, el Verbo increado, decide encarnar, nacer y vivir entre nosotros, criaturas condicionadas, pero Él no se cree la representación de este mundo que ya pasa, tan hermosa a veces y tan terrible, no se deja arrastrar por las múltiples posibilidades, sabe que es un drama con fecha de caducidad. Por eso nos enseña a ser auténticos, coherentes con lo que somos, imagen y semejanza Suya.

Volvamos al desierto a escuchar la voz que anuncia la llegada de Jesús. Soltemos disfraces, proyecciones, fantasías, voces de sirenas traicioneras. Volvamos al silencio, a la esencia, que no está en lo que el mundo valora, sino en lo humilde, lo sencillo. Como la Madre, María Inmaculada, que celebraremos el próximo miércoles, la única criatura verdaderamente libre, inocente, capaz de acoger el Misterio en su seno y de aplastar la cabeza de la serpiente embaucadora, el adversario, el separador, príncipe de este mundo donde la mentira se disfraza de verdad y lo virtual de real.

El Bautista anuncia a Aquel que viene a instaurar el Reino de la Verdad, la Paz y el Amor. Juan es el puente entre la larga espera del Mesías y Su llegada. Sabe que Aquel que viene a juzgar el universo viene, a la vez, a perdonarlo, a recapitular todo para hacer nuevas todas las cosas.

Acaba el "seréis como dioses" y todas sus diabólicas versiones (dia-bólicas, separadoras), con las di-versas posibilidades y futuribles que nos convierten en "expertos" en fantasear y proyectar, en lugar de vivir. ¿Cómo allanar lo escabroso, cómo enderezar lo torcido, como transformar todo? Convirtiéndonos (con–versión), para renacer, hombres y mujeres nuevos, conscientes de que hemos muerto con Cristo y  hemos resucitado con Él. 
www.viaamoris.blogspot.com 

Dice san Gregorio Magno: “¿Qué es esta vida mortal sino un camino? ¡Qué locura, hermanos míos, agotarse en el camino, no queriendo alcanzar el fin!... Así, hermanos míos, no améis las cosas de este mundo, que, como vemos según los acontecimientos que se producen alrededor nuestro, no podrá subsistir por mucho tiempo”.

Y Chesterton, también actual, siempre lúcido, con una afirmación  que hizo justo antes de morir y que deberíamos repetir hoy (siempre es hoy): "El asunto está claro ahora. Está entre la luz y las sombras, cada uno debe elegir de qué lado está." Y la Luz que viene es Jesucristo, que ilumina el camino para llegar a la meta de dicha y plenitud que Dios soñó para cada uno de nosotros. Él es la Luz del mundo y las sombras son el mundo, este laberinto de posibilidades, algunas tan apetecibles e incluso buenas. Pero ¿quién quiere lo bueno, cuando tiene lo Bueno? Las sombras, las posibilidades, tan legítimas y plausibles a veces..., cantos de sirena que nos entretienen girando en círculo, como burros atados a la noria, para que no veamos la espiral que eleva, la única posibilidad, el regreso a Casa.

Alegría, confianza y consuelo  nos transmiten la lecturas de estos días. Porque no se trata de recrearse morbosamente en los remordimientos que nos anclan al pasado y solo crean más pasado, sino de una conversión serena y decidida para mirar hacia el mejor futuro, el que preparó para todos Jesucristo, y Juan lo vio y lo anunció. Nosotros solo tenemos que aceptarlo y vivirlo, en un  querer que venga, sabiendo que ya viene, que ya está y salimos a su encuentro. Nos preparamos para recibir a Aquel que viene detrás de Juan, Aquel que tanto nos amó como para hacerse uno de nosotros en el mundo, para vencer y trascender el mundo, sembrando en nuestros corazones la semilla del Reino.

                                              22 Diálogos Divinos, "Ven, Señor Jesús"

No hay comentarios:

Publicar un comentario