Gratis habéis recibido, dad gratis. Mateo, 10, 8










sábado, 27 de enero de 2018

La autoridad del Señor


Evangelio según San Marcos 1, 21-28 

Llegó Jesús a Cafarnaúm, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su enseñanza, porque no enseñaba como los letrados, sino con autoridad. Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios”. Jesús lo increpó: “Cállate y sal de él. El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: “¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y lo obedecen”. Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.  


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La tentación de Cristo en la montaña, Duccio di Buoninsegna


Alma noble, noble criatura, ¿por qué buscas fuera de ti lo que
está en ti todo entero y del modo más verdadero y manifiesto?

            San Agustín         


Allí donde no habitas tú con tu ipseidad y tu voluntad propia,
allí habitan los ángeles contigo y por todas partes. Y allí
donde habitas con tu ipseidad y tu voluntad propia, ahí es
donde habitan los demonios contigo y por todas partes.

                                      J. Boëhme
    

Muchas veces, a lo largo de nuestra vida, nos planteamos la posibilidad de elegir entre el falso poder de los usurpadores, esos idolillos que nos someten y esclavizan, y la autoridad que viene de lo alto. Si elegimos a Cristo, la única autoridad real, salimos de la mentira de lo que creemos que somos, para entrar en la Verdad, lo que Somos realmente, hijos de Dios en el Hijo.

Usurpador o Señor, poder engañoso del mundo o autoridad de lo alto, miedo y deseo o amor… Es siempre la misma, única elección. El miedo es una ilusión sombría que nos impide recordar que fuimos rescatados de la muerte. Miedo y deseo, agitación y división, notas falsas que entonan la melodía desafinada de nuestra vida, hasta que descubrimos nuestra verdadera nota, limpia, clara, y la ponemos al servicio de la sinfonía de la Vida. Es hora de invertir valores y poner nuestra confianza y seguridad en Dios, el único apoyo firme, el único verdadero, para realizar el Reino en la tierra.

No somos del mundo, aunque estemos en el mundo; no somos del César, sino de Dios. Demos a Dios lo que es de Dios: nosotros mismos, imagen Suya. Solo así alcanzaremos la semejanza perdida, aprenderemos de Jesús, que nos enseña con autoridad, con palabras de Vida. 

Hablar como los hombres o hablar como el Hombre… Se trata de escoger si queremos vivir para lo ilusorio y efímero, o para lo esencial, lo verdadero. En el mundo estamos a menudo dormidos, alienados, a merced de la inercia y las vanidades. Nos encadenamos voluntariamente a lo transitorio, y perdemos de vista lo eterno. Buscamos necesidades absurdas porque hemos creado una escala de valores diabólica que nos impide vivir como los hijos de la luz que estamos llamados a ser.  www.viaamoris.blogspot.com

Si fuéramos honestos, reconoceríamos cuántas veces escogemos las sombras y servir a los falsos señores de la mentira y la muerte (siempre el mismo falso señor, con diferentes máscaras). Traicionamos nuestro destino y nuestra verdad interior, y luego nos engañamos a nosotros mismos para poder soportar esa traición que nos condena. Porque es uno mismo el que escoge ser de los elegidos, y es uno mismo también el que se condena. He ahí el doble filo del libre albedrío con el que el Señor nos hizo las criaturas más dignas. 

La carencia, decía Montaigne, hace pensar, estimula. La sobreabundancia, en cambio, anestesia, mutila, abotarga. Así andamos todos, como autómatas, poseídos y dominados por un cargamento de fruslerías, pasiones, confusión, encadenados a una inercia que  nos impide ver que todo ese esfuerzo es para el polvo y para el viento. Verlo es ya empezar a liberarse y recibir autoridad de lo alto para abrirnos a la fuerza, el poder, la sabiduría del Señor. Nuestra autoridad es ser fieles a la única autoridad legítima, la de Jesús, que nos libra de esclavitudes. Con Él pasamos del latido muerto y diabólico del mundo, al latido del Verbo, que une y revitaliza. Vivamos unidos a Cristo, tan cerca de él, tan fundidos en él, que un día así vivido valga por una eternidad.

                                               En Tu Nombre (Me levantaré), Son by four


Si hay algún aspecto del Nuevo Testamento en el que se pueda decir que Jesús se presenta como una persona eminentemente práctica, es precisamente como exorcista. No hay nada manso y humilde, no hay nada ni siquiera místico –en el sentido que ordinariamente utilizamos este término– en el tono de voz que dice: “Queda en paz y sal de él.” Es mucho más parecido al tono de un domador de leones o de un resuelto doctor tratando con un maniaco homicida.               

                                                                                                                    Chesterton

sábado, 20 de enero de 2018

Vocación


Evangelio según San Marcos 1, 14-20

Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena Noticia”. Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: “Venid conmigo y os haré pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él. 


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Vocación de los primeros apóstoles, Domenico Ghirlandaio
 

Cristiano, reconoce tu dignidad. Puesto que ahora participas de la naturaleza divina, no degeneres volviendo a la bajeza de tu vida pasada. Recuerda a qué Cabeza perteneces y de qué Cuerpo eres miembro. Acuérdate de que has sido arrancado del poder de las tinieblas para ser trasladado a la luz del Reino de Dios.

                                                                                                San León Magno

Marcos inicia el relato de la actividad pública de Jesús con el tema del discipulado. En el pasaje de Juan que leíamos el domingo pasado, Andrés y Juan son los que se acercan a Jesús, siguiendo las indicaciones del Bautista y expresando su actitud de búsqueda. Marcos, en cambio, subraya el seguimiento, la respuesta a la llamada de Jesús que es quien toma la iniciativa.

Nosotros también queremos ser sus discípulos, a veces creemos que lo somos de verdad, pero a casi todos nos falta un “empujón final”, una asignatura pendiente e imprescindible que nos permita comprender el mensaje del Maestro en toda su profundidad. La llamada fue total, nuestra vocación de bautizados nos hizo renacer como hijos de Dios, pero la respuesta a esa vocación a veces es tibia y ambigua. Tenemos que mirarnos por dentro y renunciar a todo aquello que sobra y deforma, que endurece y cierra el corazón. Solo así podemos llegar a ser verdaderos discípulos, dispuestos a seguirle hasta el final.

No se trata solo de renunciar a apegos concretos, sino de ir a la raíz de la entrega total, transformar las actitudes que nacen en el corazón e impiden ser fieles a esa vocación esencial que confiere el Bautismo. www.viaamoris.blogspot.com

A veces nos sentimos más frágiles, las circunstancias nos zarandean y nos creemos incapaces de mantenernos fieles. Entonces recordamos que nos basta su gracia, que Él es nuestra luz y nuestra entereza, y nos sorprendemos de ver la abundancia que viene por añadidura cuando se pone el Reino en primer lugar (Mateo 6, 33), y descubrimos que siguiendo a Jesús no solo no perdemos nada, sino que recibimos cien veces más (Mateo 19, 29).

Hoy el Evangelio nos recuerda nuestra propia vocación y la segunda lectura (1 Corintios 7, 29-31) nos sacude y espabila para que seamos coherentes con ella. Todo habrá valido la pena si somos capaces de vivir, caminar, hacer todo con Cristo. Ya no es bien o mal; es con Él, en Él y por Él, sabiendo que, incluso cuando te olvidas de Él, Él nunca se olvida de ti y sigue a tu lado, esperando que vuelvas a prestarle atención.

Qué oportuno recordar hoy, en la cima del Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, esa maravillosa vocación, que nos une e integra: caminar conscientes de Su presencia a nuestro lado y dentro de cada uno. Es hora de compartir esa llamada a estar con Él, a ser en Él.  El momento es apremiante, dice San Pablo, inexorable realmente, se acabó el malvivir, desconectados de lo que somos. Solo queda reconocernos como hijos de Dios, discípulos de Jesucristo y vivir ya la Vida eterna que Él nos ha dado, porque lo efímero se desmorona, la representación de este mundo se termina.

Vivimos en el mundo, sin ser del mundo, porque somos de Aquel que completa, restaura, perfecciona todo, toma las faltas, los errores e incoherencias del pasado y lo transforma todo en propósito lleno de sentido. De ahí el “programa” de San Pablo: “queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran como si no lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él”. Porque para seguir a Cristo no hay nada que hacer, según los valores del mundo, ningún sitio al que llegar, ningún bien que merecer. Sólo hay que vivir en Él, es lo que Nicolás Cabasilas y otros autores han llamado “la vida en Cristo”: el morir a uno mismo que hace posible el santo abandono en el que descubrimos que la única “tarea” verdaderamente importante es dejarnos mirar, amar y transformar por Él.


                                           Si conocieras cómo te amo, Hermana Glenda

sábado, 13 de enero de 2018

Maestro, ¿dónde vives?


Evangelio según San Juan 1, 35-42

En aquel tiempo estaba Juan con dos de sus discípulos y fijándose en Jesús que pasaba, dijo: “Este es el cordero de Dios”. Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y al ver que lo seguían, les preguntó: “¿Qué buscáis?” Ellos le contestaron: “Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?” Él les dijo: “Venid y veréis”. Entonces fueron, vieron dónde vivía, y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde. Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encontró primero a su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)”. Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que significa Pedro)”.
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El día de tu muerte sucederá que lo que tú posees en este mundo pasará a manos de otra persona. Pero lo que tú eres será tuyo por siempre.
                   
                                                                                                           Henry Van Dyke

¿Cómo hemos vivido la Navidad? ¿Hemos dejado que nos transforme e iniciamos el 2018 como hombres y mujeres renacidos? (www.viaamoris.blogspot.com) 

Saber dónde vive, ver dónde vive, vivir con Él, ser en Él. Vivir en gracia es ya posible con Aquel que es la Gracia y la Verdad y nos hace luz del mundo. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida, nos dice cada día, cada instante.

Conscientes de esta verdad, nos liberamos de la incoherencia y el sueño, el olvido y el pecado (en arameo significa errar el tiro). Que nunca tengamos que escuchar las escalofriantes palabras que escuchó Gawain, el sobrino del rey Arturo.

Entonces el hombre bueno llamó a Gawain, y le dijo:
-Mucho tiempo ha pasado desde que fuiste hecho caballero, y desde entonces nunca serviste a tu Creador; y ahora eres un árbol tan viejo que no hay en ti hoja ni fruto; así que piensa que rendirás a Nuestro Señor la pura corteza, ya que el demonio tiene las hojas y el fruto.
                     La muerte de Arturo, sir Thomas Malory

Si vivimos recordando que somos hijos de Dios, hermanos del Niño Divino, el Rey del Universo que aún evocamos en el pesebre, sabremos dónde vive y viviremos con Él y Él con nosotros (Emmanuel). Entonces no fallará nuestra puntería, no erraremos el tiro ni confundiremos lo infinito con lo perecedero, lo absoluto con lo limitado, no equivocaremos el camino. Pero si lo olvidamos, nos basta Su gracia para recordar dónde vive y pedirle que nos deje quedarnos de nuevo con Él, en Él.

Maestro, ¿dónde vives? ¿Dónde piensas, sientes, sueñas, confías? ¿Qué rodea tus pensamientos, tus sentimientos, tus anhelos? ¿Cómo es la luz de tu casa, el silencio y el espacio de tu casa? Muéstranos tu Casa infinita, donde todos cabemos. Enséñanos a liberarnos de nuestras oscuras madrigueras, de los pensamientos raquíticos, los sentimientos mezquinos, de los sótanos húmedos y los trasteros polvorientos donde malvivimos. Tu Casa es enorme, inmensa, llena de luz y vida, tan diferente de las nuestras, mugrientas y en ruinas. Haz que deseemos quedarnos contigo, toda la tarde, toda la eternidad. Juan y Andrés llegaron a la hora décima, acoge a estos rezagados de la hora undécima que ya se acaba… Venid y veréis, nos dices, invitándonos de nuevo al encuentro contigo, que es la antesala de la vida verdadera, eterna, plena, dichosa, pase lo que pase aquí, en esta representación que se derrumba. 
Buscadme y viviréis, Marcos Vidal

            Un santo es una persona que ha descubierto su deseo más profundo. Entonces “hace lo que quiere”, que es también lo que quiere Dios. Su voluntad y la voluntad de Dios están en armonía, de modo que su vida se caracteriza por una paz, tranquilidad, libertad y alegría continuas, incluso –quizá especialmente– en las crisis y el sufrimiento. 
                                              Gerard W. Hughes

viernes, 5 de enero de 2018

Bautismo


Evangelio según San Marcos 1, 7-11

En aquel tiempo, predicaba Juan diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo». Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a Él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».


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El Bautismo de Jesús, Joachim Patinir
                              
El verdadero dogma central del cristianismo es la unión íntima y completa de lo divino y lo humano, sin confusión ni separación.

                                                                                  Vladimir Soloviov


          Hoy celebramos el bautismo de Jesús y también nuestro propio bautismo, un renacimiento que se renueva cada vez que recordamos quiénes somos realmente. Hoy es día de alegría por ser Hijos de Dios, rescatados del mundo y sus mentiras de pecado y separación, llamados a la Vida verdadera. Día de renovación y de agradecimiento a Aquel que nos abre la puerta para salir definitivamente de los sueños de caos, miedo y pérdida en que nos hemos encerrado.

        Vivamos desde hoy con la ligereza que confiere ser conscientes de nuestra naturaleza de Hijos, unidos ya al Padre. Ligeros y libres, regresando a Casa con la confianza de sabernos liberados del mayor enemigo, que es la muerte y sus manifestaciones.
          Abramos los ojos, los signos de los tiempos están tan claros que el mundo y su historia, acelerada hasta el vértigo, parece un cómic. Los conflictos se agudizan dentro y fuera para que los veamos y los transformemos en la Paz de Cristo, con la buena noticia del Amor que en Él somos.
          Acabamos de celebrar la Navidad. Ha nacido el Amor para todos los hombres y mujeres del mundo y de todas las épocas, creencias, condiciones, y, si nace el Amor, todo empieza de nuevo. ¿Ha nacido realmente en cada uno de nosotros?
          Para ser capaz de amar y ser amado, hay que llegar a un estado de inocencia genuina, inalcanzable si no somos sinceros con nosotros mismos. Un gran impulso para atreverse a ser sincero de una vez es mirarse sin paños calientes y ver la miseria que hay que pasar por el corazón: miseri-cordia. Sin esa mirada valiente, es imposible cambiar y volverse sincero, inocente y libre.
          ¿Eres tan valiente como para ser completamente sincero contigo mismo y con los demás? Entonces serás inocente, capaz de amar y ser amado. Buen reto para el 2018. Porque este año, hoy, hemos de vencer el egoísmo y ese individualismo estéril, trascendiendo el miedo, la ignorancia, la soberbia que divide y separa, para ir configurándonos con Cristo, que nos quiere a su lado, con Él y en Él, no en un futuro remoto, sino ahora y por siempre.

No olvidemos que el mensaje de la Navidad es que el Hijo de Dios se hace hombre para que el hombre se haga hijo de Dios. El Espíritu Santo y el fuego con que Cristo nos bautiza van transformando en espíritu todo lo que es puramente material, en luz, las sombras, en paz, los conflictos, en gozo, el sufrimiento.                           

                       Cristo es Bautizado en el Jordán, J. S. Bach (Cantata BWV 7)

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Una mujer le preguntó al "extranjero":
-Dígame francamente: ¿qué le parezco?
-No es justa consigo misma.
-¿Qué quiere decir?
-Dígame: ¿por qué tanto rojo en los labios y tanto rimmel en las pestañas?
-Es que el tiempo pasa y me gustaría parecer bella.
-Si supiese lo bella que es, no recurriría a estos medios. Hay en usted, escondida, una belleza posible de la que no tiene ni idea. La consciencia de esta belleza no se ha despertado en usted. No ha podido traducirse en su rostro. Deje que esta belleza interior se imponga. Se hará transparente a través de los ojos. Usted será de una belleza radiante.
                                                        Lev Gillet. (Un monje de la Iglesia de Oriente)