Gratis habéis recibido, dad gratis. Mateo, 10, 8










domingo, 1 de julio de 2012

Universos paralelos


            Tal vez nunca cambiamos de tienda de campaña, ni pasamos la noche en aquella que hacía las veces de despensa, la más alejada del centro del campamento, contando historias de fantasmas y vampiros, mientras escuchábamos el cercano y amenazador aullido de los lobos.
            Tal vez solo fue una idea, algo que propuse yo, la más fantasiosa y temeraria de las cuatro.
            Tal vez no llegamos a hacerlo. Tal vez no nos atrevimos porque temíamos el castigo de las monjas, más que el aullido de los lobos, y dormimos cada una en la tienda que nos había tocado, bien vigiladas por la jefa de grupo, mayor, más seria y responsable que nosotras.
            Tal vez nunca pasamos una noche escondidas en aquella tienda, la única en la que podíamos estar juntas, la más peligrosa, la primera que habrían atacado los lobos.
            Tal vez nunca lo hicimos, pero siempre recordaré cómo brillaban las estrellas a través de la puerta de la tienda-despensa y el calor solidario de nuestros cuerpos muy juntos, rodeados de latas y cajas de galletas, y el sabor de la leche condensada y de la aventura y las historias de miedo que contábamos para probar nuestro valor y el cercano, afilado, tenebroso aullido de los lobos.



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