Una preciosa historia sobre un barrendero que trabaja, vive y sueña dignamente,
porque ha encontrado la semilla de la dignidad en su interior.
SI
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si
tienes en ti mismo una fe que te niegan,
pero nunca desprecias las dudas que otros tengan.
Si
esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.
Si
engañado, no engañas.
Si
no buscas más odio, que el odio que te tengan.
Si
eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres.
Si
al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
Si
sueñas y los sueños no te hacen su esclavo.
Si
piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si
al alcanzar el triunfo o llegar tu derrota,
a los dos impostores los tratas de igual forma.
Si
logras que se sepa la verdad que has hablado,
a
pesar del sofisma del orbe encanallado.
Si
comienzas de nuevo la obra perdida,
aunque
esta obra sea la de toda tu vida.
Si
arriesgas de un golpe y lleno de alegría
tus
ganancias de siempre a la suerte de un día
y
pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin
decir nada a nadie de lo que es, ni lo que era.
Si
logras que los nervios y el corazón te asistan,
aun
después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga,
y
se agarren contigo cuando no quede nada,
porque
tú lo deseas y quieres y mandas.
Si
hablas con el pueblo y guardas la virtud.
Si
marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.
Si
nadie que te hiera llega a hacerte la herida.
Si
todos te reclaman y ninguno te precisa.
Si
llenas el minuto, inolvidable y cierto,
de
sesenta segundos que te llevan al cielo,
todo
lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún...,
¡serás Hombre, hijo mío!
RUDYARD KIPLING
En la última de nuestras fructíferas y largas conversaciones, Ana me dijo que Kipling estaba en el Cuarto Camino y que, en El Libro de la Selva , la selva es la vida y
Mowgli encuentra, en la muchacha del poblado, su "ser polar". Le dije que entonces debía estar en el
Quinto Camino, más que en el Cuarto, aunque tal vez ni siquiera él se hubiera dado cuenta, y coincide conmigo en que así debía ser.
En Google, tratando de confirmarlo, leo que Kipling
era masón. Cómo le hubiera extrañado el temor y el rechazo que, por pura ignorancia, despierta hoy la masonería (incomprensible para quien se ha molestado en estudiar sus raíces cristianas); y cómo le habrían entristecido las luchas internas entre las corrientes actuales de la vieja Orden.
Cada verso del famoso poema If contiene una enseñanza viviente. Trato de recitarlo en silencio, primero en inglés y luego en castellano, en una de sus muchas versiones, por ver si lo
recuerdo bien (lo aprendí con catorce años), y me doy cuenta de que el poema está hablando de mi propia vida. Cuando era una adolescente que empezaba a descubrir el sinsentido del que nos hemos rodeado, cada verso resonaba en
las fibras más sensibles de mi ser. Pensé que era por la belleza y la profundidad del poema, pero había algo más... Era como una especie de vaticinio o premonición, y mi
Yo real así lo sentía.
La esencia de todas las Tradiciones y su mensaje atemporal están contenidos en este poema que canta a la dignidad de aquel que es consciente de existir y observa, respeta y acepta, y se observa y Trabaja sobre sí mismo. Recomiendo releerlo, saboreando cada palabra y, sobre todo, cada silencio.
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