Gratis habéis recibido, dad gratis. Mateo, 10, 8










jueves, 9 de junio de 2011

Dime cómo comes...


Saturno devorando a su hijo. Goya

Comiendo, la gente se descubre. En un restaurante se puede obtener información suficiente para una tesis de psicología, sociología o filosofía. Incluso, si me apuran, de mitología.
Hay quien devora con ansia, revelando en sus gestos la huella de unos genes que han sobrevivido millones de años.
Hay quien desnuda sus melindres y, más que comer, disecciona.
Hay quien hurga, quien revuelve y mezcla, quien separa.
Hay quien come con los ojos, quien come con el miedo o la soberbia, quien come con la codicia, con la angustia y las miserias.
Hay quien se alimenta, agradecido, reverente. Hay quien se destruye.
Hay quien come para vivir, quien come para comer, quien come para dormir, quien come para olvidar, quien come para morir.
Hay quien se come a sí mismo, Saturno e hijo a la vez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario