Gratis habéis recibido, dad gratis. Mateo, 10, 8










sábado, 24 de marzo de 2012

"No te salves." Benedetti



        


              Suelo recordar este poema de Benedetti cuando pienso en los tibios y miedosos (los de fuera y los de dentro, como siempre, mota en el ojo ajeno y viga en el propio) que no son capaces de amar sin condiciones y entregarse de verdad.
             Son los que, si son religiosos, “aman” a Dios por miedo al infierno o por anhelo de ir al cielo, pero sin sentimiento profundo y consciente, real. Sustituyen amor por miedo y por deseo. Si se salvan, porque Él, en su misericordia infinita, se canse de vomitar tanto tibio y mediocre, no gozarán de una morada espaciosa y llena de luz como aquellos que hayan apostado hasta su último aliento para amar sin condiciones ni expectativas. Si el reino de los cielos fuera un edificio, se quedarían en el sótano o en el trastero.
Son tibios y mediocres también (como siempre, dentro y fuera, viga y mota) los que aman al otro para que llene sus vacíos o les distraiga o les saque las castañas del fuego. Los que no han descubierto o no se atreven a asumir esos vacíos que es imposible llenar, sus mentiras letales, sus castañas crudas o acaso abrasadas. Los que nunca han logrado ser dueños de sí mismos y por eso no tienen nada que dar.
Porque quien no es dueño de sí, quien no se posee para poder darse, no posee nada y es un mendigo forzoso; no un mendigo voluntario y consciente, que esa es otra “raza” muy distinta, admirable, sobre la que otro día reflexionaremos (la de fuera y la de dentro, como siempre, mota y viga, ojos limpios, ojos libres para ver).

            Otra voz para este poema que, como la película, El lado oscuro del corazón, tanto nos sugiere a mi amigo César y a mí:





No hay comentarios:

Publicar un comentario