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jueves, 14 de julio de 2011

El poeta - profeta


                                                                           Moriré en París, con aguacero,
                                                                           un día que ya tengo en el recuerdo.

                                                                                                               César Vallejo

            El poeta sabe, pero, como aún no sabe que sabe, su forma de decir las cosas resulta tan hermosamente ambigua.

            El poeta luce como estrella en un firmamento donde quedan pocas estrellas y quedan todas las estrellas, las pasadas y las futuras, en un presente intemporal, noche de gracia o victoria de Kairós, que se expande y se concentra y se expande...

            Dice Annick de Souzenelle en La palabra en el corazón del cuerpo:

            "El poeta participa de la realidad profética, hace la experiencia de ese otro campo de consciencia, no por una inspiración que viene de arriba, sino por la calidad de su mirada sobre el mundo. (...) Hay una sensibilidad esencial que supera la sensación corriente que tenemos de lo que nos rodea. (...) Tocar la esencia del mundo y del hombre no se logra mediante procedimientos mágicos; sólo puede ser el resultado de una transformación interior, espiritual en su fondo, aunque no se reconozca como tal."


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