Hay un hombre de las
estrellas esperando en el cielo. Le gustaría venir y encontrarse con nosotros,
pero cree que nos haría estallar las mentes.
Quizá este loco, pero siempre he tenido una repulsiva necesidad de ser
algo más que humano.
David Bowie
Descanse en paz, David Jones, David Bowie, Ziggy Stardust, Starman…Se va
en el momento oportuno. Algo en él ya sabía que estaba fuera de lugar, que era
hora de volver a la estrella de la que vino, porque las personas que hoy pueden
cambiar el mundo no son los famosos, los triunfadores, los admirados por el
público, sino la gente normal, quienes aprenden a vivir los milagros cotidianos sin alardes.
Por eso su último álbum, que surgió con la premura del que siente el aliento de la
muerte a su espalda: Blackstar, Estrella negra,
que no deslumbra, que pasa desapercibida. Todo lo contrario de lo que fue su
vida, un estallido, un resplandor…, para el mundo del que no somos, para la
representación de este mundo que ya pasa... Él quería ser más que humano...; todos los
somos, aunque pocos llegan a darse cuenta de ello y menos aún logran vivirlo.
Se acabaron las grandes operaciones de marketing, el jugar a la
rumorología para vender o crear admiración por la vía de lo extravagante. Ahora
los excéntricos se apartan para dar paso a los “céntricos”, los normales, los que no necesitan demostrar que son superiores o especiales, entre los que Bowie finalmente quiere estar, y por eso se va, dejando
de ser una estrella espectacular, para ser una estrella negra. Ashes to ashes, polvo al polvo, esencia a las estrellas,
del color que sean. Él la quiere negra, como su amada, Iman, como su música
favorita desde niño.
Qué mejor lugar que una estrella entre millones. Miradme, estoy en el cielo, dice en una de sus últimas canciones y me parece oír: Por fin, en el cielo, ni bueno ni malo, más
allá de lo bueno y de lo malo, al fin real en lo Real.
Y los
verdaderos in-adaptados (adaptados dentro) le dan la bienvenida al grupo de los
que regresan a Casa, con la culpa asumida, integrada, transmutada. Ni buenos ni
malos, reales. Una vida disipada en su juventud, reconoció muchas veces… Gran
drogadicto, gran abstinente… Todo a lo grande, sin mediocridades, como los
héroes del Sutra Vimalakirti y de su
propia canción, porque ser "normal" o pasar desapercibido no es ser mediocre.
Y recuerdo que el verdadero Héroe, el único
Maestro, el Único, prefiere a los fríos o a los calientes que a los tibios. Porque
el que reconoce su culpa, la ve, la asume, es el que tiene mayor capacidad de
respuesta para transmutar errores y volver a empezar. Ya lo decía San Agustín: felix culpa; y el precioso libro de José Tissot, El arte de aprender de las faltas.
David Jones renegaba de la fama de Bowie; por eso
buscaba desesperadamente la discreción y la privacidad, porque llegó a comprender que ser
admirado y aclamado no es creativo ni real-iza, sino que potencia la
ilusión de la ilusión.
Miradme, estoy en el cielo, dijo al final, en Lazarus, soñando, tal vez sin saberlo, con la resurrección definitiva. Mirémosle, y
aprendamos de sus aciertos y sus errores, compartiendo ese anhelo de ser más
que humanos (pues lo somos… hijos en el
Hijo 1 Jn 3, 1) que nos lleve a aprovechar el año de gracia sin desparramar (www.viaamoris.blogspot.com
).
Under pressure, con Queen
Un vídeo que muestra lo virtual en lo virtual.
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