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sábado, 1 de noviembre de 2014

Lo que no se quemará

  
          ¿Qué se quemará? El tabernáculo, la tienda que nos hemos tejido (el cuerpo de nuestros pensamientos, sentimientos y fantasías), salvo si se teje con oro cequí, es decir, con un deseo incontaminado de fuga del mundo. “Todos quedarán curados por el fuego”, advierte san Pablo: reducidos a cenizas como víctimas inmoladas. Quien se someta con gozo verá cómo se vitrifican sus cenizas, pasará a ser como un astro.

                                                                                                                      Elémire Zolla


                                               La Magdalena penitente, Georges de La Tour


Día de Todos los Santos, y mañana Día de Difuntos. Noviembre, mes para pensar la muerte, recordar que somos mortales, y también inmortales. Hace tiempo que lo recuerdo constantemente, que conviven en mí la muerta y la resucitada, cumpliendo cada una su función, entrelazando días en el tapiz de lo eterno, con el hilo invisible y duradero de la consciencia.
Los párrafos que siguen son apuntes tomados a vuelapluma en la duermevela posterior al sueño de la noche, donde tanto aprendo y tantos multiversos recorro. Destellos, resplandores, revelaciones acaso, que a mí me saben y me suenan a verdad. Por eso los comparto con esos dos o tres poetas capaces de ver los frutos y las flores del asombro. A los teólogos y a los guardianes de la ortodoxia, les ruego que sean indulgentes y disculpen el atrevimiento de quienes se acercan al Misterio con el temblor irracional de los enamorados.




                                                    Canto de los muertos, Monjes ortodoxos

             ¿Mantendremos la individualidad? ¿O dejaremos de ser olas, para fundirnos en el Océano? Las dos cosas, pero no sucesivas, sino simultáneas, porque somos todas las posibilidades en una plenitud inagotable.
             ¿Cómo va a crear Dios individuos tan perfectos, cómo va a hacerse Él mismo el individuo divino y sublime que es Jesús, para disolvernos y disolverSe en Sí mismo?
             Sí que puede, y lo hace, pero manteniendo tanta belleza y diversidad a la vez. Soy luz en Él y puedo mirarle cara a cara. Soy amor en Jesucristo, un solo amor sin límites ni formas, Uno; pero también podemos ser dos, para mirarnos a los ojos, figuras y formas enamoradas, que quieren seguir amando.   
            Sé que es así; Él me dice que es así. Como ha creado el mundo, crea el mundo nuevo. Estamos en el Verbo –al principio era el Verbo–, y también en la Parusía, nuevos cielos, nueva tierra.
 

           
            Cristo ya bajó a "los infiernos" en el horno de Nabucodonosor. Él está prefigurado en el cuarto hombre que acompañó a los tres valerosos jóvenes entre las llamas. “El cuarto de ellos parece un hijo de dioses” (Dan 3, 92).
          Él nos da una redención y una resurrección verticales. Ahora comprendo el verdadero sentido de la palabra vertical. Estoy aquí y allí: aquí, en la gran tribulación, purificando, sufriendo conscientemente cuando hace falta, agradeciendo, aprendiendo a amar y soltar; y allí, en la Jerusalén celeste, junto a Él, feliz y libre. Y, aún más allá, o más dentro, una con Él.
           

                                            Ananías, Misael y Azarías, Simeon Solomon

            
            Solo envejece y se deteriora el cuerpo físico, el que no somos y por eso está destinado a desaparecer; pero no del todo. La materia glorificada del que ha resultado vencedor frente al mundo, empapa y recubre a la vez lo que queda, que es todo, porque lo bello, lo luminoso, lo real del cuerpo físico permanece en los cuerpos superiores.
Ser consciente ya de esos cuerpos interiores/superiores. Vivirte ya en ellos, para que cuando dejes la cáscara que es el cuerpo físico, no te cueste abandonarlo, porque sabes que no es más que un vestido viejo, solo un reflejo de los cuerpos destinados a perdurar.



Escena censurada en España de la película Barrabás (1961),
de Richard Fleischer, basada en la novela de Pär Fabien Lagerkvist  


¿Qué asustaría al censor español de esta enigmática escena? ¿La mala cara de Lázaro? ¿Sus ambiguas y poéticas reflexiones sobre la muerte y la vida? ¿Esperaba que hablara de un cielo con angelitos mofletudos tocando arpas? ¿O acaso de un venerable anciano de larga barba blanca, recibiendo a los "buenos"?
 
 
 
Todos quieren mejorar su suerte de agonizantes, pero muy pocos intentan escapar definitivamente de esta condición lamentable. 
                                                                                                                    Louis Cattiaux

                      
Porque todos nos parecemos, de algún modo, a Lázaro en su oscuro sepulcro silencioso, sin la música de la vida; y añoramos que una voz clara y poderosa nos ordene que salgamos afuera.
Después de que Jesús lo resucitara, Lázaro había escapado por un tiempo, unos años, de la primera muerte, la que tanto tememos a pesar de ser la más inofensiva, un simple tránsito. 
            Si supiéramos cuánta sangre agonizante fluye por nuestras venas, y pudiéramos transformarla en vida, alquimistas de nuestra propia existencia. Si lográramos tener el valor necesario para lanzar una flecha al centro de esa muerte disfrazada de tiempo y bienestar, con el arco de la entrega tensado por una decisión firme y consciente... Entonces seríamos capaces de vencer a la muerte eterna, la definitiva.
  Aún estamos a tiempo de que nuestros nombres se escriban en el libro de la vida, para no ser arrojados, junto con Muerte y Abismo, al lago de fuego, que es la muerte segunda (Ap 20, 14-15).
 

 
 
  El infierno, El Bosco
 
 
Desgraciado quien no haya amado más que cuerpos, formas y apariencias.
La muerte le arrebatará todo. Procurad amar las almas y un día las volveréis a encontrar.

Víctor Hugo


            Moriremos solos; cualquier consuelo humano, cualquier apoyo de carne y sangre nos serán negados. ¿Por qué no ir acostumbrándonos a esa soledad absoluta, desde la que morir será caer en los brazos del Padre? ¿Por qué no evocar esos brazos fidelísimos, cada vez que sentimos la tentación de creer que en un abrazo de carne mortal está nuestra paz, nuestra alegría? ¿Por qué no atrevernos a apostar a lo grande, ahora que sabemos que nuestro destino no está unido a nombres, cuerpos, formas, apariencias? ¿Por qué no amar con esta comprensión integradora que trasciende lo perecedero, para encaminarnos hacia el Reino de la Unidad, donde no habrá más amores limitados, exclusivos, condenados a apagarse como un fuego débil, mal prendido? ¿Por qué no avivar desde hoy mismo ese fuego sutil que pocos son capaces de encender o sentir o apreciar? Ay del que no multiplique sus talentos… ¿Por qué no abrasarnos ya en la llama de amor viva, capaz de transformarnos?

  
                                      TESHUVAH

            Una sola palabra
que el corazón comprende
basta a veces para encontrar
la paz y el sentido, el centro,
su aliento de crisol
Una sola palabra
basta para arder sin consumirse,
en medio de la llama
el corazón, ardiendo sin quemar.

 
Todos pierden su tiempo y su vida ante Dios: creyentes e impíos, honrados y criminales, trabajadores y holgazanes, inteligentes e idiotas, ascetas y libertinos, sabios e ignorantes, genios y mediocres, gloriosos e ignorados, diestros y torpes, jóvenes y viejos, ricos y pobres, civilizados y salvajes, todos, excepto el que busca locamente a su Señor aquí abajo sin distracción ni reposo, excepto el que pone mano en el limo primero y hace la obra de Dios.
                                                                                                                        Louis Cattiaux


TÚ NO SABÍAS QUE LA MUERTE ES BELLA

Tú no sabías que la muerte es bella,
arrastrabas errores enormes,
como el socio de Scrooge su cadena
de pecados o ignorancia o tristeza.

Creías vivir esquivando los golpes
del tiempo y del dolor contra tu pecho
sin recordar que siempre hay que morir
para nacer de nuevo
o nacer de verdad.

Tú no sabías que la muerte es bella
hasta que viste su rostro azulado
mirándote sereno en cada mar.

2 comentarios:

  1. “Somos todas las posibilidades en una plenitud inagotable”
    ¡Qué frase más certera, más intuitiva!,,, Si procede de tus sueños, debe ser su néctar más preciado, por lo enamorado de su propósito, por la trascendencia de lo que propone.
    Ayer leía (bendita sincronía con tu frase) que en el mundo cuántico el dado que hay dentro del cubilete marca simultáneamente, en una danza maravillosa, las seis caras que lo componen al mismo tiempo y solo se define alguna cuando lo miramos. ¿Nos miró Dios en nuestro comienzo para que llegáramos a ser lo que somos?
    ¿No es hermosa esa indefinición que rompe cualquier dualidad y se despliega en el Amor?... Luego llega la mente y todo lo encorseta, lo fracciona, lo escinde y lo traiciona.
    Querida Eugenia somos todo con todos en un viaje de descubrimiento…en un viaje para todas las posibilidades: raíces y copa, cielo y tierra, luz y sombra, al mismo tiempo… en una sinfonía hacia el último movimiento. Seamos ya esa transcendencia que se trasciende en cada uno de nuestros “ahora”….yo lo intentaré en el próximo párrafo que lea de tu bello texto, en la próxima frase que escriba en esta breve carta…. Solo así ni naceremos, ni envejeceremos ni estaremos nunca solos, ni moriremos…. Para “SER”, al fin, por siempre jamás en los brazos del Padre

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    1. Gracias, Antonio, por tan hermosa y profunda reflexión. Y gracias a Dios por permitir que nos acompañemos e inspiremos mutuamente en el camino hacia esa plenitud en la que, asombrosamente, ya Somos, porque Él ya ES todo en todos.

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