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jueves, 11 de octubre de 2012

Sueños lúcidos



                   Estamos hechos de la misma materia que los sueños.

                                                                                                                W. Shakespeare

  

¿Por qué pensar que los sueños no son más que polvo y cenizas, pensamientos desintegrados y decrépitos, y no pensamientos que siguen un patrón musical, como un sistema que busca organizarse?
 
                                                                                                                H. D. Thoreau



Anoche soñé que había vuelto a fumar, o que volvía a aquellos días de soledad fértil y silencio fiel, de preguntas certeras.
Fumaba a oscuras, mirando, a través de jirones plateados, la luna desplazarse en un cielo de color petróleo, buscando una imagen que transformara el mundo o me diera una respuesta.
De improviso, detrás de mí, apareció una anciana con una bata rosa infantil, muy desgastada.
Sus ojos eran blancos, sin iris ni pupilas, pero no estaba ciega. Sus cabellos, a juego con la luz de la luna. Su piel, lisa y transparente, casi traslúcida.
Sentí el impulso de cogerla en vilo –parecía ligera y frágil– y arrojarla por la ventana como si fuera una colilla más.
No sé si llegué a hacerlo; antes de que un escalofrío me despertara, miré hacia abajo y vi una brasa pequeña, cerca de los rosales, y supe que debía bajar a apagarla.






                                            Ashes to ashes de David Bowie, maestro en
                             dar expresión a los sueños lúcidos, y en los mensajes crípticos.
                            


Ojalá amemos
todo lo que necesitamos amar
en este planeta encendido.
                             

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