Gratis habéis recibido, dad gratis. Mateo, 10, 8










sábado, 9 de marzo de 2019

Conversión


Evangelio según san Lucas 4, 1-13

En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo. Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre. Entonces el diablo le dijo: “Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.” Jesús le contestó: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre”. Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mi, todo será tuyo.” Jesús le contestó: “Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”. Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”. Jesús le contestó: Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”. Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.

Jesús vence las tentaciones, William Hole 
 

                                                                                  Acostúmbrate, hijo, al desierto.

                                                                                                   Joseph Brodsky

El miércoles pasado, Miércoles de Ceniza comenzamos la Cuaresma, tiempo de transformación, de volver a lo esencial, abandonando todo lo que nos aparta del Camino, la Verdad y la Vida. Cuaresma, desierto, tiempo de soltar, dejar ir, tiempo de desnudarse, no solo de todo lo exterior a uno mismo, sino también, y sobre todo, desnudarse de la propia voluntad cuando no coincide con la voluntad de Dios (www.viaamoris.blogspot.com ).

Transformarse, convertirse, dejar de mirar solo lo temporal, lo material, las realidades perecederas del mundo para mirar en la dirección contraria, hacia lo verdadero, lo eterno, lo Real.
Conversión, en griego metanoia, significa volverse, darse la vuelta hacia la versión original que hemos olvidado. Es un movimiento interior de transformación de mente, corazón y actitud, que cambia los significados y el sentido de la vida. 
Metanoia, teshuvá en hebreo, conversión, arrepentimiento… Todas estas palabras señalan a ese gesto o cambio de mente y de corazón que permite mirar de un modo nuevo, no ya a la manera egoísta del mundo, sino a la manera generosa, abierta y disponible de Jesús.

Solo se puede experimentar la conversión cuando se está dispuesto a dar ese paso decisivo, cuando uno se atreve, en lo más recóndito de su ser a rechazar para siempre lo que sobra en su vida, para ser recreado en una nueva dimensión, la real, eterna.

La palabra arrepentimiento suscita a veces cierta repulsa, pero su significado verdadero, volverse, cambiar de mente, no tiene nada que ver con el remordimiento: volver a morder (se). El arrepentimiento consciente es el fuego purificador donde el ser humano se acrisola y se transforma. No podemos esperar a ser perfectos para amar lo bueno, lo bello, lo verdadero. De ese amor a lo Perfecto, desde nuestra evidente imperfección, nace el arrepentimiento consciente, sincero, transformador y liberador. 



Escenas de La Biblia: Jesús, 1999 

No te disperses, suelta, vacíate, desnúdate, adéntrate en el desierto, ve a la esencia, a lo real, decidido, libre. Mira la Cruz que te eleva, te levanta, te iza, te realiza. Su trazado es el diseño del infinito Amor que te transforma en lo que olvidaste: eternidad, vida verdadera, pregunta y respuesta unidas para siempre.

Somos el negativo
de una figura eterna,
anhelando esa luz que nos devuelva
el perfil esencial,
bajo un cielo fiel que nos bendiga,
nos haga aparecer.

Desert song, Hillsong 

No hay comentarios:

Publicar un comentario