Evangelio de Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús
para oír la Palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio
dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y
estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió
que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la
gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: “Rema mar adentro, y echad las
redes para pescar”. Simón contestó: “Maestro, nos hemos pasado la noche
bregando y no hemos sacado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”. Y,
puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la
red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles
una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al
ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús, diciendo: “Apártate de mí,
Señor, que soy un pecador”. Y es que el asombro se había apoderado de él y de
los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo
les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: “No temas; desde ahora, serás pescador de hombres”. Ellos
sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
En www.viaamoris.blogspot.com descubrimos que la diferencia entre las palabras pecador y pescador es una "S", la S de Salvador y también la S de Serviam. Juntas dibujan el infinito vertical que nos permite vivir ya el Cielo en la tierra. El Reino, que ya está aquí, entre nosotros.
La poesía nos permite a veces balbucear lo inefable, acercarnos al Misterio con la mirada que contempla sin pretender clasificar, intelectualizar o acumular conocimientos. ¿Quien quiere conocimientos, cuando se encuentra ante la Verdad?
“S”
DE SALVADOR
Tu figura es
signo
vertical de
infinito, hacia la Vida.
Figura que
eleva, “S” sagrada,
tor-Sión
sobre la Cruz, soga que salva
de un abismo
muy hondo,
cargando
distorsiones por amor.
Figura de
Varón, sereno y libre,
primogénito
entre miles de millones.
Mirarte solo
a ti,
vencedor
frente al miedo y la muerte,
invitando a
subir
sobre tu
Cruz en espiral consciente.
No enredarme
aquí abajo,
a lo que
sigue rebotando, horizontal,
dando
vueltas y vueltas,
círculo
demencial de Prometeo.
Que mis ojos
y mi anhelo
no se
aparten de ti que, si te miro,
me elevas
hacia ti en cuerpo y alma
para que me
incorpore a tu Verdad,
Origen y
Propósito de toda la existencia.
Entonces veo
todo,
también lo
de aquí abajo, transformado,
desde la
Cruz,
y el mundo resplandece,
luz de Luz.
Mil gracias derramando
(Cántico espiritual, San Juan de la Cruz)
Hermana Glenda
No hay comentarios:
Publicar un comentario