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domingo, 6 de septiembre de 2015

Presente


 
Presente, Vox Dei
Abajo, la letra de esta canción, tan llena de "resonancias" para el que quiere escuchar.
Presente, instante eterno, ojo de aguja, puerta estrecha, eje vertical que abre y cierra el tiempo y nos conecta con el Origen al que regresamos. 
 
Todo lo ha hecho bien, leemos que decían de Jesús en el Evangelio de hoy. Porque todo lo hacía en el presente, donde todo es perfecto, todo es real y estamos a salvo de la mentira, de lo falso.
 
Vivir en presente es ser libres. Sin miedo ni deseo, y, como se dice en italiano, en una expresión con la que llevo años dialogando: senza rimorsi e rimpianti; sin remordimiento ni lamento…
 
Es uno de los regalos de este verano: haberlo recordado, para esta vez vivirlo “del todo”. No soñar, no fantasear, no desvivirse en los proyectos, en la imaginación, no distraerse con momentos pasados que ya no son. Tampoco buscarnos en la energía, que parece presente y es solo canto de sirenas traicioneras, pero, sobre todo, soltar ya el eco de esa energía. El eco de la energía, tan letal en los que viven dominados por sus propios pensamientos…, lo virtual de lo virtual.
 
¿Qué nos impide vivir en presente, con atención plena, velando? El miedo a la muerte. Vivir en presente es vencer a la muerte, porque sintonizamos con la fuente de la Vida.
 
La caída, el estado condicionado del alma, como lo llama Félix Gracia, nos hace huir del presente por miedo o, mejor –es decir, peor– por soberbia. Hemos hecho del “seréis como dioses” nuestro mantra y el sentido de nuestra existencia. Teníamos un propósito, que era Ser, para volver a Casa con una Obra cumplida, y lo hemos cambiado por existir en la experiencia, sin mirar más allá de lo que vemos. Hemos cambiado el Retorno por el torno, que nos hace girar absurdamente sobre nosotros mismos.
 
“Seréis como dioses”… Mentira, promesas de futuro, distorsión (dis – torsión), seguir en la inercia que nos impide ver la verdad, torno enloquecido que no cesa de girar en círculos planos, inútiles.
 
“Dioses sois”: retorno, presente, verdad, pero no la del mundo, de entropía, muerte y separación, no esa verdad virtual que validamos continuamente, sino la verdad esencial que nos libera y nos abre (¡effetà!). Torsión, tor – Sión, regreso a Sión. Callar y detenerse para darse cuenta de que todo era mentira… que éramos reyes haciendo de esclavos, como dice la canción de Vicentico.
 
Porque vivir en presente es actualizar el mejor de los futuros, el único real: el que Jesucristo ganó para el que lo acepte: Hijos del Rey, herederos del Reino. Yo soy la Resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá.
 
Por Él, el mejor futuro, –vivirá–, transforma el peor pasado, –haya muerto–, unificando todo en un presente atemporal. Con Cristo, todo es Resurrección y Vida, regreso a Casa, Obra entregada, Misión cumplida, porque solo Él tiene palabras de Vida eterna.
 
Como vemos en www.viaamoris.blogspot.com, Jesús nos insta a la conversión, con-versión, effetà, ábrete, libérate, logra la mejor versión de ti mismo, la única real, nos dice. Dame tus errores y distorsiones, entrégamelos con alegría y confianza, suelta todo y Yo te aliviaré, y transformaré el estiércol en flores, el error en acierto (felix culpa). Dame tu vida, tus limitaciones, tus miserias –te dice, nos dice– y verás que cuando Yo digo “te amo”, tu cerrazón, tu sordera, te hace oír “temo”.  Es hora de que te abras, escuches, proclames que te amo, que os amo, y vivas este presente donde ya eres lo que viniste a manifestar. Ábrete, escucha y podrás proclamar la Buena Noticia: que ya somos libres, que hemos escogido la única opción posible ya, y volvemos a Casa.

 
 
 
                                                          Morir a tu lado, Vicentico                                              
 
 

PRESENTE
 
Todo concluye al fin
nada puede escapar,
todo tiene un final
todo termina.
Tengo que comprender
no es eterna la vida,
el llanto en la risa,
allí termina.

Creía que el amor
no tenía medida,
o dejas de querer,
tal vez otra mujer.


Y olvidé aquello que una vez pensaba
que nunca acabaría, nunca acabaría,
pero sin embargo terminó.

Todo me demuestra que al final de cuentas
termino cada día, empiezo cada día
creyendo en mañana, fracaso hoy.

No puedo yo entender,

si es así la verdad,
¿de que vale ganar
si después perderé?


Inútil es pelear,
no puedo detenerlo,
lo que hoy empecé
no será eterno.

Creía que el amor
no tenía medida,
o dejas de querer,
tal vez otra mujer.

Y olvidé aquello que una vez pensaba
que nunca acabaría, nunca acabaría,
pero sin embargo terminó.

Todo me demuestra que al final de cuentas
termino cada día, empiezo cada día
creyendo en mañana, fracaso hoy.

¿Cuánta verdad hay en vivir?
Solamente...
el momento en que estás.
Sí, el presente...,
el presente y nada más.


 Todo me demuestra que al final de cuentas
termino cada día, empiezo cada día
creyendo en mañana, fracaso hoy.


                                         Vox Dei

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