Gratis habéis recibido, dad gratis. Mateo, 10, 8










sábado, 1 de julio de 2023

"El que pierda su vida por Mí la encontrará"

 

Evangelio según san Mateo 10, 37-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro.»

Charles de Foucauld.jpg
Charles de Foucauld

                                                                                    Seguir desnudo a Cristo desnudo.
                                                                                                                                                                                                                                                                                San Jerónimo

En la imagen, San Carlos de Foucauld, uno de los más fieles seguidores de Cristo. Con su vida y su obra nos muestra que ser discípulo supone, además de escuchar la Palabra e imitar a Jesús, estar dispuesto a renunciar de tal modo a la personalidad, gustos, aversiones, proyectos, anhelos del hombre viejo (Romanos 6, 6-8), que acabas configurándote con el Maestro, hasta el punto de poder decir con San Pablo: “vivo, pero no soy yo el que vive, es Cristo quien vive en mí” (Gálatas 2, 20). 

No se trata de una simple asimilación de la enseñanza de Jesús; asumir e integrar Su mensaje implica reconstruirnos, recrearnos por Él, para ser en Él y Él en nosotros www.viaamoris.blogspot.com .

La meta es unirnos totalmente a Cristo para que Su vida sea la nuestra y nuestra pobre vida mortal quede clavada en Su cruz, integrada en Su Vida. Entonces la pérdida se transforma en una ganancia inimaginable; la negación de sí, en un hallazgo del verdadero Sí mismo; toda renuncia, en el Encuentro decisivo; la muerte del ego, en la Vida verdadera. 

El amor humano es un tesoro, verdadero don de Dios, pero es infinitamente más valioso si se subordina al amor divino. Es preciso abrirse a la Verdad para que el amor se vaya purificando, desnudando, liberando de lastre y ataduras hasta ser puro Amor, incondicionado, infinito y eterno. 

Entonces ya no amas a tu padre solo porque es “tu” padre  –eso sería un mero querer, aferrar, apropiarse–,  sino que amas a tu padre (o a tu madre o a tu amigo) por sí mismo, en ese Sí mismo que comparte con todos los padres, madres, amigos, con todos los hombres y mujeres, muchos y Uno, manifestaciones del Ser Único de Dios.

La multiplicidad, sublimada e integrada en la Unidad; la dualidad, transfigurada y ascendida a la no-dualidad. A eso hemos venido, a elevar con Él y por Él lo contingente, a trascender y eternizar lo perecedero, a unificarlo todo en Él. 

Cuando comprendes el sentido de tu existencia, lo aceptas y te pones manos a la obra con los ojos y el corazón fijos en Aquel que nos da el sentido y la misión, empiezas a reflejar en tu rostro la luz y los rasgos de Jesucristo, porque ya no eres un ego separado, que se afana, se defiende y acapara, sino Cristo, vida nuestra (Colosenses 3, 4).

Oración del abandono

Padre mío,
me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.

Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.

                                     Charles de Foucauld
                                     
                                     Pongo mi vida en tus manos
, Luis Guitarra


No hay comentarios:

Publicar un comentario