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sábado, 26 de noviembre de 2022

Maranatha


Evangelio según san Mateo 24, 37-44

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: “Lo que pasó en tiempos de Noé, pasará cuando venga el Hijo del Hombre. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del Hombre. Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán. Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre".

                                                        Visión del Apocalipsis, El Greco

Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.
                                                                                                  Apocalipsis 3, 20

Durmiendo yo, mi corazón velaba.
Y en esto, la voz de mi amado que llama…
                                                                                                           Cantar de los cantares, 5, 2

Entre los primeros cristianos nació una expresión Maranatha, ¡Señor nuestro, ven! traducción al griego de una palabra  aramea. En indicativo, marán athá, el Señor viene. En esta expresión, que la liturgia repite continuamente estos días, se resume el sentido del Adviento.

Comprender y vivir el  Adviento consiste en descubrir que Él viene, que siempre está viniendo. Es darse cuenta de esta realidad, despertar del sueño que nos mantiene en una espera pasiva de que algo externo, a ser posible espectacular y evidente, nos salve.

Ya estamos salvados; llevamos la Salvación escrita en nuestro ADN desde el Misterio del Calvario. Él viene, está a la puerta y llama… La Salvación está ya en ti, en mí. No hay nada que hacer, ningún mérito que conseguir, solo despertar y darse cuenta de esta experiencia de salvación y liberación que ya Es. Emmanuel: Dios con nosotros.


                                             MARANATHA                                             
            
            Si logro estar alerta, me descubro:
            soy atención serena y sostenida,
            soy la mirada fiel, soy el aliento
            de una respiración que me respira.
            
            Si logro estar alerta, Le descubro:
            es todo para mí,
            soy todo para Él.

            Soy real en el centro de mi ausencia,
            presencia Suya al fin
            y para siempre.


El dueño de casa siempre está viniendo. Está a la puerta, pero no le oímos, ni siquiera vemos la puerta. Porque no es una puerta normal, no divide dentro y fuera, interior y exterior; no divide…  Es la puerta del darse cuenta, de estar atento, vigilante, despierto, la puerta de la consciencia que permite a cada uno/todos/Uno volver al Centro, desprenderse de lo falso para reconocerse en el Ser, único, indivisible, real, eterno.

La pereza, el exceso de comodidades el miedo y las falsas creencias son los causantes del parloteo de la mente que nos impide estar en vela y nos roban la atención necesaria para mantenernos en el presente, en el amor consciente.  www.viaamoris.blogspot.com 

En espíritu y en verdad… Si traducimos literalmente del griego: en pneumati kai aletheia: en la respiración (en pneumati, de pneuma, el aliento, rouah en hebreo) y en la vigilancia (a-letheia, sin lethè, sin sueño, sin letargo). Hemos de vivir despiertos, vigilando, con una respiración consciente. Cobra así todo su sentido la exhortación a orar siempre de san Pablo.

Adviento, tiempo de oración continua, de vigilar y estar alerta como nunca, tiempo de velar. Porque cuando nos dormimos, volvemos a poner la mente y el corazón en los afanes del mundo, abandonando ese estado de vigilancia y verdad. Nos dejamos llevar de nuevo por la inercia, las creencias, lo conocido, los hábitos cansinos…

Porque la Fuente nunca nos abandona; somos nosotros los que podemos olvidarla. Si nos mantenemos atentos, despiertos, vigilantes, podemos ser conscientes de la Verdad en la que somos, esa que configura nuestra identidad, que nos llena de amor porque es más íntima a mí que yo misma. 

El Evangelio de hoy es una nueva llamada a despertar, vigilar, estar atentos, de pie, la cabeza levantada, el ánimo resuelto, porque el Libertador, el que era, el que es, el que viene (Apocalipsis 1, 8; 4, 8), está viniendo para todos. 

Adviento, tiempo de velar y también de reparar, en los dos sentidos de la palabra. "Reparar", rehacer, restaurar lo que está roto, lo torcido, lo erróneo, lo mal hecho o no hecho y "reparar en", darse cuenta, ser consciente. Ambos significados se unen en la actitud de reparación, que ha de ser una constante en nuestras vidas. Tal vez por eso ha surgido, como un regalo de Dios para estos tiempos convulsos, y a la vez maravillosos, el movimiento de Reparación Perpetua en Divina Voluntad, abierto a todos los que quieran unirse. 

                                                      I. Novena de Navidad


Pensamientos de Imitación de Cristo de Thomas Kempis, que nos animan a velar:

Así habías de conducirte en toda obra y pensamiento, como si hoy hubieses de morir.

Si no estás dispuesto hoy, ¿cómo lo estarás mañana? Mañana es día incierto; y ¿qué sabes si amanecerás mañana?

¡Ojalá hubiéramos vivido siquiera un día bien en este mundo!

Bienaventurado el que tiene siempre la hora de la muerte delante de sus ojos y se dispone cada día a morir.

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