Evangelio de Mateo 6, 24-34
Nadie puede servir a dos señores, porque despreciará a uno y amará al otro; o al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida, pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso. Buscad sobre todo el Reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana; porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su afán.
En la película de Frank Capra, Vive como quieras (en traducción literal del inglés, No podrás llevártelo contigo), al Señor Poppins, contable que conserva el corazón de un niño, le basta escuchar la llamada de Dios a través de un desconocido, para dejar atrás una vida gris, de sumisión a un jefe que sirve al dinero, y convertirse en un lirio del campo, alegre, entusiasmado y libre. Confianza y libertad son los valores que nos transmite esta película inolvidable, fiel al Evangelio. Confianza y libertad..., dos tesoros del
cristiano, que ha de vivir con la serenidad de los hijos de Dios. ¿Cómo no
confiar, si la vida es vivir en Cristo? www.viaamoris.blogspot.com
Jesús dijo en la Cruz, al final de Su misión: “Todo
está cumplido”. Si todo está cumplido y la Historia de la Salvación realizada,
solo tenemos que aceptarlo, vivirlo, reconocerlo cada día, recordando que no
hay nada que proteger, acumular, preservar, justificar ni controlar.
Todo está cumplido. Todo es perfecto y
pleno para el que vive en Comunión con Jesús, el único Maestro, el único Señor,
el único que salva. La búsqueda ha acabado; hace dos mil años que podemos vivir
despiertos, libres, hijos de la Luz, santificando el momento presente, haciendo
extraordinario lo ordinario, como los lirios del campo, como las aves del
cielo, sin miedo a perder o morir, porque Él venció a la muerte y dio Su vida
para salvar la nuestra.
Fiat voluntas tua.
Fiat mihi secundum
verbum tuum.
Fiat lux.
Voy hacia atrás, buscando el primer fiat,
para fundirme en Él, y no lo encuentro.
¿Cuántos siglos, cuantos millones de siglos,
cuántos eones quizá,
debería remontarme
hasta encontrar aquel hágase,
pleno de vida y amor?
Ninguno; todo es ahora,
justo ahora, cuando sabes
que no hay tiempo para Dios.
Hágase la luz, y la luz se
hace,
en el caos que aún envuelve
con tiniebla y olvido
el alma que espera y confía.
Hágase en mí según
tu palabra
y el Hijo se encarna
en el desierto oscuro de mi vientre,
de repente vergel.
Hágase tu voluntad, esa es la clave,
nuestro fiat cotidiano,
lo repito, lo contemplo, lo respiro, ¡hágase!
Porque Su voluntad, la que Le pido,
es salvarme,
salvarte,
salvarnos.
Pero hemos de aceptarlo
cada día, cada instante.
Y este fiat,
el definitivo,
incluye los demás, nos los ofrece,
como si hubiéramos estado
junto al Verbo desde el Principio,
pues lo estamos, si Él lo quiere…
¡Y Él lo quiere!
Ahora somos creados, fiat lux;
ahora el hijo se encarna, fiat mihi secundum verbum tuum;
ahora, ahora, ahora me vacío
de mí misma para que me llene
el Espíritu de la Divina Voluntad,
que es Amor, y lo restaure todo.
Nuevos cielos, nueva tierra;
Dios y alma se reencuentran.
Fiat voluntas tua,
hágase tu voluntad
en la tierra como
en el cielo…
La tierra soy yo, somos nosotros,
tierra bendita, nueva
por Aquel que hace todo nuevo…
fiat, por siempre, fiat.
Salmo 103, El Señor es compasivo y misericordioso
Ved qué ventajas nos promete Jesucristo y cuántos de sus mandatos nos son útiles, puesto que nos liberan de grandes males. El daño que nos causan las riquezas, dice, no es solo armar a los ladrones contra vosotros y llenar vuestro espíritu de profundas tinieblas; la gran herida que produce es que os arrancan de la bienaventurada servidumbre de Jesucristo, para convertiros en esclavos de un metal insensible e inanimado.
“No podéis servir a Dios y al dinero” ¡Temblemos, hermanos, ante la idea de que forzamos a Cristo a hablar del dinero como de una divinidad opuesta a Dios!
¿Pero cómo, diréis, han encontrado los antiguos patriarcas la manera de servir conjuntamente a Dios y al dinero? De ningún modo.
¿Pero cómo Abraham, cómo Job han lanzado tantas exclamaciones por su magnificencia? Os respondo que no es necesario en absoluto denunciar aquí a los que han poseído las riquezas sino a los que han sido poseídos por ellas.
Job era rico; se servía del dinero, pero no servía al dinero, era el dueño y no el adorador. Consideraba su bien como si hubiera sido de otro, se consideraba como el dispensador y no como el propietario. Por eso no se afligió cuando lo perdió.
San Juan Crisóstomo
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