¿Te inspiran estas calles conocidas, o en el cielo los matices ocre y violeta de las nubes?
¿Te inspira el viejo salmo evocado mil veces, o el recuerdo de un sueño todavía sin cumplir?
¿Es el inexplicable olor a pino, olor a Navidad en pleno mayo, en el atribulado corazón de la ciudad?
¿Quién te inspira esta vez el verso claro que no vas a escribir?
Ya has aprendido que hay versos que se pudren si los encierras en una página de papel mortal, con tinta y palabras mortales, y este es de esos.
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