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sábado, 25 de octubre de 2014

Los enamorados. BSR IV


Mateo 22,34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?". Él le dijo: “‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser’. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas".

 
 
 
 
Dios mío,
si Te he adorado por miedo al Infierno,
quémame en su fuego.
Si es por deseo del Paraíso,
prohíbemelo.
Pero si Te he adorado solo por Ti,
entonces no me prohíbas ver Tu rostro.
                                                                                
                                                                                Rabi’a al’Adawiyya



El infierno es el tormento de la imposibilidad de amar.

Dostoievski

 

¡Oh Señor!,
si has previsto que has de torturar a una de tus criaturas en el infierno,
¡dilata allí mi ser, de modo que no quepa nadie más que yo!

Al Bistami

 
En el mercado y en el claustro,
sólo vi a Dios.
En el valle y en la montaña
sólo vi a Dios.
Lo he visto detrás de mí
en la hora de la tribulación
y en los días del favor y la fortuna.
No vi alma ni cuerpo,
accidente ni sustancia,
causas ni cualidades:
sólo vi a Dios.
Abrí mis ojos,
y gracias a la luz
de Su rostro circundándome,
descubrí en todas las miradas
al Amado.

                                Bābā Kuhi






Pero yo voy a seducirla;
la llevaré al desierto
y le hablaré al corazón.
Le devolveré sus viñedos,
haré del valle de Acor
una puerta de esperanza;
y ella me responderá allí
como en los días de su juventud
como el día en que salió de Egipto.
 
                                                       Oseas 2, 16-17
 
 
              Salimos de Egipto y, unidos, regresamos a la Tierra prometida, aunque algunos aún no sepan de dónde vienen ni hacia dónde se dirigen.
            Los que lo saben son guía y apoyo para los demás, porque uno no se salva solo, ni regresa a Casa solo.
            Que nadie se quede en el camino, que ninguno de los que regresamos se pierda o se confunda de camino.
            Enamorados de Aquel que nos espera desde siempre, eternamente.
            Enamorados unos de otros en Él, origen y llegada, alfa y omega, plenitud añorada y prometida.
        

sábado, 18 de octubre de 2014

SER. Antídoto para la distorsión que es dar al César lo de Dios. BSR III


Evangelio de Mateo 22, 15-21

En aquel tiempo, los fariseos se retiraron y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: “Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?” Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: “¡Hipócritas!, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto.” Le presentaron un denario. Él les preguntó: “¿De quién es esta cara y esta inscripción?” Le respondieron: “Del César.” Entonces les replicó: “Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.”


b57-El Tributo al Cesar (Massaccio) (1426-27)

                                                       El tributo al César, Massaccio

 
¡Oh, Sadhu! Acaba con tus negocios materiales, deja ahí tus beneficios y tus pérdidas pues en el país adonde te encaminas no hay posibles mercados.

                                                                                                                        Kabir


 
Si tu espíritu no está confundido por cosas inútiles, es que te hallas en la mejor fase de tu existencia.
                                                                                                                        Wu Wei
 
 
Nos afanamos en acumular: cosas, títulos, seguridades, credenciales para el mundo del César..., porque tenemos un sentido de carencia muy acusado. Aún nos creemos que la realidad la constituye ese cuatro por ciento que es lo real visible. Si recordáramos a menudo que hay un noventa y seis por ciento de lo real que los sentidos físicos no perciben, ese sentimiento de miseria se transformaría en un luminoso y fértil sentimiento de abundancia, de infinitos bienes a disposición de todo el que tenga ojos que ven y oídos que oyen. Entonces nos liberaremos de esa actitud insufrible, de esa tendencia a controlar, a asegurar, a acumular “por si acaso”, para cuando vengan malos tiempos, esas vacas flacas que son fantasmas de nuestra imaginación pervertida y cobarde.
 
Si fuéramos conscientes –y no lo olvidáramos– de que lo más valioso que tenemos en este mundo en el que estamos, pero del que no somos, es el tiempo y la energía, no nos desviviríamos, perdiendo ese tiempo y esa energía en afanes que ni siquiera son del César o del demonio, sino de la estupidez y la mediocridad.
 
Si hemos de perdernos, decía un buen amigo, que sea a lo grande. Grandes pecadores como San Agustín o San Francisco llegaron a la Meta. Pero esas miserias que nos roban la vida y el alma nos entretienen a un lado del camino, con un tazón de leche agria que seguimos lamiendo como gatos.
 
            “Descansa solo en Dios, alma mía”, dice el Salmo 62… Si descansas en Él, si haces de Él el centro de tu vida, todo habrá tenido sentido, incluso largos años de distracciones y de dar al César de más, ¡ay, cuánto de más!         
Esta avidez que nos confunde y nos ciega, haciéndonos olvidar quiénes somos y hacia dónde vamos nace del miedo a la muerte
Pero si descansamos en Él y hacemos de Él el centro, la decadencia y la muerte son disfraces efímeros de un presente eterno. Hasta los recuerdos y los proyectos se llenarán de Él, de su sentido y hermosura, de su paz y su poder. Seremos libres; no estaremos apegados a bienes materiales ni a seguridades o falsas creencias, que tienen que ver con el mundo del César. Y nada nos detendrá en el Camino de vuelta a casa, Sión añorada, después de tanta distorsión.
 
Se acabó la confusión, el dejar muchas opciones abiertas, que descentran, falsifican y generan agotamiento. Si vives en el centro, vertical, sin opciones, en el “cómo” (ver www.viaamoris.blogspot.com), no hay dispersión, sino concentración, fina energía, luz, inmortalidad… Mucho más…, resurrección, pues no queremos ser inmortales, sino resucitados, la materia iluminada, el retorno a la Esencia, re-tor-no, vuelta a Sión, Tor– Sión, fin de la dis-torsión.  (Tor, martillo de Thor, martillo, hammer, va siendo hora de hacer un reconocimiento a Hammer por sus aportaciones para el camino de vuelta).
 
Respira, detente, respira, quieto, respira, atento, siempre en el centro donde Eres, siempre en el 0.0 donde convergen las coordenadas, que te conecta con tu esencia original (el que resuene con todo esto, que vea los vídeos de Alejandra Casado y Jean Pierre Garnier Malet en you tube)… Muere a lo falso, resucita en lo Real. De la experiencia a la existencia. De la existencia a la esencia. De la esencia al SER, absoluto e inmutable.
 
             Es hora de ser coherentes y dar a Dios lo Suyo, esto es, todo, a excepción de las migajas que damos al César para sobrevivir mientras tenemos un cuerpo físico. Hora de soltar los idolillos de las seguridades, comodidades y dependencias para apoyarnos solo en Él, adorarle solo a Él, depender solo de Él. Quien mantiene sus ojos fijos en Él no pierde nada, porque la perspectiva se amplía hasta lo infinito, y todo se va transfigurando, iluminando, realizando.
       Estamos de nuevo ante el “camino del no soy” que tantas veces hemos contemplado: de la riqueza a la pobreza; del orgullo a la humildad; de la idolatría de los bienes del mundo y del César, a la desposesión, el dejar ir, la confianza esencial que hace posible la entrega a Dios.
 

 
                                                             Salmo 62, Aaron Keyes

 
El adulterio en su sentido primigenio consiste en mentirse a sí mismo y confundir el reflejo con la luz. Esto tiene un nombre: idolatría. Al hombre evolucionado le es ya posible no ser, por ejemplo, idólatra y esclavo de sus impulsos, instintos, emociones, sentimientos o ideas.

                                                                                                         Jean Yves Leloup
 

domingo, 12 de octubre de 2014

Vestirse es desnudarse. BSR II


Mateo 22, 1-14
 
En aquel tiempo, volvió a hablar Jesús en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo: "El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo. Mandó criados para que avisaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados encargándoles que les dijeran: "Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda." Los convidados no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás les echaron mano a los criados y los maltrataron hasta matarlos. El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados: "La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda." Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de fiesta?" El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los camareros: "Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los elegidos."



               Vestirse es desnudarse
               Quitarnos harapos y disfraces 
               Dejar a la vista el traje de fiesta
 
               Olvido de sí, recuerdo de Sí
               Libres, atentos, libres
 
               Soltar lo que no somos, dejar ir, abandonarse
  
               Callar para escuchar
               Escuchar para escuchar
               Escuchar
    
               Renunciar a los caprichos del ego
               Descubrir que nuestra voluntad coincide con la del Rey
               
               Ser súbditos fieles y más: hijos del Rey-Padre
               Descubrir que la boda a la que somos invitados es nuestra propia boda

               Benditos esponsales
               Matrimonio sagrado
               Nupcias espirituales

               Volver a ser Uno
               Uno, una, Único
 
 


viernes, 3 de octubre de 2014

Banda sonora del Retorno. BSR I


Lucas 10, 17-24
 
En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron muy contentos y dijeron a Jesús: "Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre". Él les contestó: "Veía a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y todo el ejército del enemigo. Y no os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo". En aquel momento, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar". Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron". 
 

1595 Caravaggio. San Francisco de Asís en éxtasis. Doble utilización de la luz para generar la ilusión de profundidad: en el primer término, la luz crea volumen sobre los personajes; en segundo término, los golpes de luz al fondo, entre los matorrales, crean la ilusión de un sendero profundo.
                                              San Francisco de Asís en éxtasis, Caravaggio
 

Dos amores fundaron, pues, dos ciudades, a saber: el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios, la terrena; y el amor de Dios hasta el desprecio de sí, la celestial. La primera se gloría en sí misma; la segunda, se gloría en el Señor.
 
                                                                                                                        San Agustín


              Como se dice en la última entrada de www.viaamoris.blogspot.com, con la que también celebramos a San Francisco de Asís, el santo de la alegría y el desapego, del soltar para Ser, del retorno confiado y libre a la casa del Padre, comenzamos una serie de entradas bajo el epígrafe: BSR (Banda sonora del Retorno), camino ya sin vuelta atrás, porque el desdoblamiento del tiempo toca a su fin y la apertura temporal, en la que nos hemos experimentado como lo que no somos, acaba.
            Para aquellos que "resuenen" con esto, me reitero en recomendarles los vídeos de Jean Paul Garnier Malet y Alejandra Casado, en you tube.
            Somos luz, alegría, amor, la gloria de Dios manifestándose en cada uno de nosotros. No somos miedo ni lucha, no somos egoísmo ni olvido. Somos los hijos pródigos que, cansados de desvivirse entre cerdos y desear la comida de los cerdos, han recordado su dignidad, su casa, su Padre, su vida verdadera, y hacia allí se dirigen.

    Soltemos los ídolos de las seguridades, las comodidades, los prejuicios y las falsas creencias, para adentrarnos en el Camino de vuelta a casa. Soltemos incluso los recuerdos, pues, si no se han convertido en vida consciente y, por tanto, eterna, no son nada; fotogramas inútiles que podemos quemar en la hoguera del olvido, y avivar el fuego que nos dé calor y energía  para hacer lo que hay que hacer.
Así saldremos de la mentira de lo que creemos que somos, para entrar en la Verdad, lo que somos realmente. Ese es el retorno; ser en Lo que Es, renunciando, abandonándonos, soltando, confiando.
Y cuando vayamos pasando del viejo paradigma del tener, acumular, comparar, competir, aferrar, afanarse, controlar…, al nuevo paradigma del soltar, renunciar, dejar ir, compartir, ayudar, contemplar, amar…, estaremos tan cerca de Casa que tal vez descubramos que nunca nos fuimos, y sentiremos la alegría, la libertad, la plenitud de ese instante eterno donde dejamos de ser virtuales para Ser reales, con una Obra que ofrecer, con frutos que entregar al Dueño de la Vid.
 
¿Quién querría arrebatar la herencia al Hijo si se sabe uno con el Él, coheredero de la misma Hacienda?

Sirvan también estas intenciones y esta pregunta como reflexión para el Evangelio del Domingo XXVII del Tiempo Ordinario, nunca tan extraordinario (Mateo 21, 33-43).



            Canción de San Damiano, en Hermano Sol, Hermana Luna de Franco Zeffirelli (1972)