No permita que nada se interponga entre usted y la
luz.
H. D. Thoreau
Hoy he soñado
que me disolvía en esa promesa de unidad que ofrece cada espiración, y volvía a
nacer en el fértil territorio donde lo real clava su raíz infinita, y crece y se
multiplica fractalmente, caótica y ordenadamente a la vez, como un holograma inabarcable.
Rebeldes de Francis Ford Coppola, con C. T. Howell y Ralph Macchio
NOTHING GOLD CAN STAY
Nature's first green is gold,
her hardest hue to hold.
Her early leaf's a flower;
but only so an hour.
Then leaf subsides to leaf.
So Eden sank to
grief,
so dawn goes down to day. Nothing gold can stay.
Robert Lee Frost (1874-1963)
NADA DORADO
PERMANECE
El primer matiz de la naturaleza es dorado,
para mantener su verde más intenso.
Su hoja temprana es una flor
que vive tan solo una hora.
Entonces la hoja muere para caer.
Así se hundió el Edén a su pesar,
así el alba desciende día a día.
Nada dorado permanece.
LA LUZ HERIDA
Los
gestos de ternura del más pequeño conmueven porque son espontáneos y limpios,
está libre de la contaminación inevitable que sufren los niños en nuestras
sociedades de avidez y destrucción. Los escasos, disimulados, casi inadvertidos
gestos de ternura del mayor, que se adentra en la terrible adolescencia,
conmueven más. Son los esfuerzos del náufrago por seguir agarrado a la tabla,
cuando las olas lo zarandean y el agua está cada vez más fría y más oscuro el
fondo.
Los gestos de
ternura del pequeño despiertan mi alegría transparente; los del mayor me
salvan. Vadeando entre las sombras, sorteamos arrecifes, confusión, miedo, tristeza, pecios de otros naufragios. Siguiendo la estela de una nueva claridad, esperamos llegar a esa tierra donde el sol nunca se
esconde, donde volver a empezar.
Los gestos del
pequeño son pura luz; los del mayor son luz completa. Ya intuye que hay noches
muy largas, y explora nuevos destellos en la luz que vibra dentro de la luz. Luz herida, superviviente luz.
El Imperio del Sol, de Steven Spielberg, con Christian Bale y John
Malkovich
La escena muestra el canto del cisne con el que Jim Graham, en un campo de concentración japonés, lejos de sus padres, se despide de su infancia, durante la Segunda Guerra Mundial. La canción, una preciosa nana japonesa que su madre le cantaba, brota espontánea en honor de sus captores y "enemigos", a los que considera héroes.
Siempre hay
guerra, dentro y fuera, cuando perdemos la inocencia infantil. El secreto para
salir indemnes como Jim, o, mejor, salir renovados, renacer, consiste en conservar la semilla de otra
inocencia, pura luz primordial, eternamente dorada, que nos permitirá seguir siendo libres cuando
todo parezca derrumbarse.
Mirada es camino, atención,
instante, parpadeo, contemplación, acogida, todos los mundos posibles,
anhelo, mira que te mira, peldaños, alquimia, trabajo, transformación.
Mirar
y ser mirado, seres que miran porque han encontrado en su interior la raíz
femenina de la verdadera mirada, que recibe, acoge y crea. Marta y María de
nuevo. Mirada de mirar; mirada de ser mirada. Observación en plenitud; llave
que libera, porque es libre quien, viendo, se ve.
El
que mira así, espera ser mirado así, aunque no lo sepa, o aún no lo recuerde.
Marta, Marta, andas inquieta y preocupada por muchas cosas, cuando en realidad una sola es necesaria. María ha escogido la mejor parte, y nadie se la quitará. Lc 10, 41-42